A veces, las grandes ideas nacen de las preguntas más simples. En 2017, durante un viaje por Europa, Cecilia Prat y su esposo Andrés Duval se sorprendieron al ver la amplia oferta de bebidas sin alcohol en países como Inglaterra y España. “¿Cómo es posible que, en Chile, siendo un país vitivinícola, no exista vino sin alcohol?”, se preguntaron. Esa inquietud fue el punto de partida de Sinzero, la primera marca chilena especializada en vinos y espumantes desalcoholizados.

Cecilia, ingeniera agrónoma de profesión, en conjunto con Andrés y la enóloga decidieron investigar a fondo el proceso. Después de mucho estudio comenzaron a experimentar con distintas técnicas para extraer el alcohol del vino sin perder su esencia. Los primeros intentos no fueron fáciles: “El primer cabernet que desalcoholizamos quedó horrible”, recuerda entre risas. Pero no se rindieron. Tras varios ensayos, encontraron en la tecnología de conos rotatorios la solución para mantener la calidad del vino, reduciendo el alcohol a niveles inferiores al 0,5%.

Hoy, Sinzero está presente en más de 14 mercados internacionales y ofrece una línea completa de vinos tranquilos, rosé, chardonnay y espumantes. Cecilia no ve su producto como un reemplazo del vino tradicional, sino como una alternativa que responde a nuevas formas de consumo: “El consumidor quiere vivir experiencias, pero sin el efecto del alcohol”.

Su historia es un testimonio de cómo la innovación, la perseverancia, el trabajo en equipo y una mirada atenta a las tendencias globales pueden transformar una industria desde adentro. Y también, de cómo una emprendedora chilena está marcando pauta en un mercado que crece a nivel mundial.